Por fin pude ver la película Mandy de Panos Cosmatos (Beyond The Black Rainbow) que cuenta la historia de una pareja que vive aislada en el bosque, particularmente en una cabaña cerca de Shadow Mountains, California en los años ochentas. Ellos son Red (Nicolas Cage) y Mandy (Andrea Riseborough). La quietud y placentera vida romántica de pareja aislada en ese bosque se ve quebrantada por el paso de un grupo de fanáticos llamados The Children of the New Dawn de quienes Jeremiah Sand (Linus Roache) es su guía espiritual.

Este falso profeta con apenas un puñado de seguidores, al ver a Mandy, se obsesiona con ella al grado de querer poseerla a como de lugar, así pide ayuda a un grupo de motociclistas enfermos y drogadictos llamados Black Skulls, quienes recuerdan mucho al filme Hell Raiser para que la secuestren. Una vez con ella, Sand intenta violarla a través de una especie de ritual, pero ella, aún drogada, no se doblega ante este profeta de aparador, humillándolo. Así es que deciden quemarla viva, frente a los ojos de Red, quien es abandonado a su suerte y se libera para comenzar su venganza contra el culto.

La obsesión de Cosmatos por el color y la sicodelia sigue patente en este film, pero justificado por las sustancias alucinogenas que ingieren sus personajes y, en plena época del apogeo del LCD y otras sustancias, su fotografía es una experiencia visual que refuerza esta idea. El homenaje a los filmes de terror de serie B de esta década es indudable.

La música, desde el inicio abre con esta nostalgia ochentera con la canción Starless de King Crimson, una banda de rock progresiva de finales de los setentas y cuyo álbum es Red, en clara alusión al protagonista y el viaje cósmico o trascendental que está a punto de emprender.

La estética de las tomas, la composición y el manejo del color dejan presente una retórica de la imagen que sólo puede ser leída a través de subtextos. La alusión a un nuevo despertar por parte de Red al entrar en contacto con los químicos y las imágenes subsecuentes, La imagen del tigre, representando el despertar y liberación del mismo Red, lo cual se encuentra en los dibujos iniciales después de los créditos.

¿Porqué una secta? en los setentas surgieron muchas sectas y cultos de diversos tipos, que juraban la iluminación y el paso a una vida más trascendental, algunos llegando incluso al fanatismo, tal y como sucedió a finales de 1978 cuando una secta dirigida por Jim Jones desató un suicidio colectivo en donde murieron más de 900 personas. Y es que en la década de los setentas y ochentas algunas películas usaron este tipo de temática tales como The Wicker Man, 1973, The Sentinel, 1977 o The Devil Rides Out, 1968, entre otras y que reflejan cómo el fanatismo religioso lleva a la crueldad y al asesinato.

La batalla más lograda, considero que es la librada con el hacha, la cual por cierto, es una arma forjada a semejanza de la «F» del logotipo de la banda Celtic Frost (dicho por el mismo Cosmatos) y qué mejor arma para un leñador como Red que un hacha, pero no sólo eso, también su arma es una especie de guadaña, lo cual evoca a la muerte. Red se convierte en una especie de ángel exterminador.

Estas partes y los recorridos que hace Red en el bosque nocturno, con tonos rojos y con tomas en wide angle, hacen mucha alusión a las icónicas secuencias de Evil Dead en el bosque, incluso la toma de Red con armas en la espalda llegando al santuario de esta pseudo secta, evoca al mismo Ash Williams tomando justicia por propia mano.

Sea cual fueren las similitudes, es ya innegable que la obra de Cosmatos es de autor y que si bien no logrará ser de culto (o tal vez si) tiene una propuesta que a nivel de retorica visual resulta más que interesante. El debate de si Nicolas Cage logró por fin un papel que lo consagre como el gran actor, es algo que solo el tiempo dirá.