Ahora que ha sido considerada como la mejor película del siglo XXI o al menos encabeza la lista de la BBC Culture, es pertinente reflexionar acerca de ella. Mulholland Drive es un film que esconde demasiadas señales, demasiados acertijos… David Lynch no se la pone fácil al espectador jamás.
Su simpleza en el guión pero llena de abstracciones, significados o interpretaciones la hacen una película excelente. Sobre todo por lo que implica para quien la mira, el seguir pensando en ella aún días después de haberla visto. Y es que considero que no basta con solo verla una vez y ya.
Creo que este filme se debe ver y se debe soñar y luego volver a verla para comprender gran parte de su contenido. Y digo soñarla, porque entre sueños y recuerdos es como se desarrolla la trama, son instantes de realidad capturados en sueños.
Esta película nació como una serie que después se convirtió en largometraje y Lynch tuvo que ponerle un final, tal vez improvisó o tal vez acertó con sus intenciones finales, nadie lo sabrá, el mismo Lynch nunca ha dado más detalles de ella o sobre el guión y la forma tan «peculiar» que la narrativa tomó en esta película.
De cualquier forma Lynch sabe como hacerlo, deja que el público y los críticos sean quienes le den las interpretaciones, el sólo pinta una realidad que subyace dentro de otra, todo es precioso en la mente de Diane, quien toma a Betty como proyección, como escape para su frustración, para su culpa. Lynch deja las imagenes pero oculta los nexos y uno es quien debe encontrarlos.
La película es un viaje por el subconsciente, es un tour en el que sólo el cine nos permite entrar y sólo a través de él lo podemos observar. Sin afán de hacer spoilers para quienes no la han visto a estas alturas diré que es una perfecta representación de lo que el subconsciente es. Y es que las señales dentro del sueño de Diane están por todos lados en el filme y es al final cuando comprendes los hechos, las correlaciones entre una realidad y otra.
La forma en que el subconsciente va relacionando los personajes de la vida de Diane con el sueño, las señales, la llave, sobre todo la llave es fundamental para poder comprender ese salto entre dos realidades distintas. Y los diálogos, también son importantes, manejan un lenguaje que devela el misterio en varias ocasiones, pero la cadencia de la narrativa nos lleva y los hace pasar inadvertidos.
Lo más interesante es esa mirada sobre cómo se mezclan los hechos de la vida real con los hechos ocurridos durante un estado de sueño, porque todos lo hemos experimentado y esa realidad de cara al subconsciente es lo que al final, y sólo al final nos da ese alivio mental y esa conjetura que por fin llega para calmar nuestra ansia, por que es cuando cobran sentido todas y cada una de las situaciones que vemos en pantalla.
Sin ser un surrealista exagerado o por decirlo de otra manera: Consagrado. Lynch hace alegoría de un surrealismo sutil, ese que se confunde con la realidad, la vestimenta de este filme es buena, sólo le da un carácter más estético a la primera parte y una vez que el encanto acabó, la fotografía decae en cuanto al nivel preciosista y clásico de la primera. Es una vuelta a la realidad. excelente trabajo de Peter Deming
La música a cargo de Angelo Badalamenti, produce realmente sentimientos en el espectador, esa música que es capaz de hacerte sentir incertidumbre, incomodidad, tensión, que tanto le gusta a Lynch.
Las actuaciones de Naomi Watts y Laura Elena Harring principalmente, hacen la parte misteriosa, sensual y erótica de la película. Sus dotes histriónicas junto con su peculiar belleza individual realzan las escenas sexuales y hacen verosímil esa obsesión lésbica entre ambos personajes. El filme reúne definitivamente todos los requisitos para una excelente obra cinematográfica.
Existen piezas que no hay que perder de vista en este rompecabezas visual, aquí dejo las principales para poder entender mejor este filme:
• La lámpara roja • El lugar del accidente • La tienda Winkies y el indigente tras ella • La llave azul • La audición y la frase «This is the girl» • El cenicero y taza de café entre otras que vale la pena poner atención como las pistas al comienzo del filme o el vaquero.
Se que existen personas a quienes les parece una mala película, pero en realidad estoy en desacuerdo con ellos, puesto que tiene elementos surrealistas, figuras retóricas, una muy buena fotografía, una excelente banda sonora, las actuaciones son adecuadas y la historia por demás atrayente, además para quienes disfrutan de ver desnudos en cine (¿Y quien no?), también los tiene.
En fin, no he querido ahondar con mayor información sobre la trama por aquello de los spoilers, sólo diré que vale mucho la pena verla, como todas las obras de Lynch.
Cinematecnia 
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